Consumir responsablemente tiene relación directa con la acción de considerar que los recursos naturales son limitados y podrán agotarse en unos cuantos años.
Este tipo de consumo surgió con la idea de construcción de modelos más éticos y sostenibles gracias a la actividad de movimientos sociales que buscan mitigar impactos sociales y ambientales que se han generado por décadas con el consumo desmedido provocado por procesos de producción enfocados en el consumo masivo soportado en fuertes estructuras de marketing y publicidad.
La necesidad de un cambio tuvo eco en grandes organizaciones internacionales, de manera que se llegó a mencionar (Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, de 1998) que, de no existir un cambio en la tendencia del consumo, sus prioridades y los muchos otros factores que influyen en él, “los problemas de consumo y desarrollo humano se agravarían”.
Llevar a cabo prácticas de consumo responsable involucra, ajustar, modificar y repensar en nuestras necesidades básicas, indagando en si realmente necesitamos lo que vamos a adquirir o si realmente es necesario aquello que vamos a ofrecer en términos de bienes y servicios.
Un consumidor responsable sabe y conoce que adquirir productos y servicios se relaciona con el principio de reducir, reciclar y reutilizar con el objetivo de optimizar recursos y administrarlos responsablemente, en saber elegir una marca, un servicio o un producto respetuoso con el medio ambiente.
El hábito de consumir con un mejor concepto, basado en la sostenibilidad, es un aprendizaje continuo, que sugiere la nueva relación con el entorno, entendiéndonos como un agente de cambio en la mentalidad de comprador, consumidor o generador de productos y servicios.
Sea cual sea nuestro rol en el consumo responsable, cuando se toma la decisión de cuidar nuestro planeta y sus recursos a través de acciones tendientes a la transformación de una cultura de consumo desmedido y sin ninguna consideración de respeto por el medio ambiente, ejercemos el poder de cambiar el entorno para las futuras generaciones.
Antes de consumir, puedes indagar sobre los siguientes aspectos que pueden guiarte a una decisión más sostenible y conveniente:
- ¿Lo necesito?
- ¿Quién y cómo fue fabricado?
- Al terminar su uso, ¿Es posible reciclarlo? ¿Recuperarlo?
- ¿Cuánto durará?
- ¿Hay otras opciones en el mercado? ¿Son mejores?
La decisión de comprar, consumir o generar servicios y bienes sostenibles está en las manos de cada uno y debe de ser coherente con nuestros propósitos de brindar un mejor entorno y aportar a los consumidores alternativas amigables con el medio ambiente con todas las ventajas y calidad de un comercio justo.